lunes, 6 de julio de 2009

Tarde de arte


Como es usual en mí corro contra el reloj, la hora del encuentro con mis compañeras de grupo Paula y Noemí se acerca y yo sigo dando vueltas en mi casa. Miro por la ventana, el cielo negro y la lluvia no cesa, decido pedirle a mi papá que me lleve en el auto hasta la Rural en el barrio de Palermo donde acordé el encuentro; Rezongando bastante decide llevarme. En el camino hablamos sobre el trabajo que tengo que realizar y sobre ArteBA. Le comento que es la Feria de Arte Contemporáneo que se realiza en la ciudad de Buenos Aires, que contiene una mezcla interesante entre todo tipo de artistas, desde los más reconocidos, hasta los que recién están dando sus primeros pasos en el mundo del arte. Entre charla y charla nos pasamos y debemos dar toda la vuelta, aprovecho ese tiempo y llamo a mis compañeras, les aviso que estoy a unas cuadras. Por fin llegamos a destino, me bajo del auto, saludo a mi papá y comienzo a caminar hacia la boletería donde me esperan Paula y Noemí. Me cuesta trabajo encontrar a mi compañeras debido a la cantidad de gente que circula, noto que la gran cantidad de personas también es porque al lado de la boletería está la entrada para el espectáculo Opera Pampa. Busco entre la multitud, algunos pasan apurados, otros como yo esperan a su compañía. Encuentro a Paula y segundos más tarde llega Noemí. Nos saludamos y verificamos haber traído todo lo necesario, la cámara, las pilas, el cuaderno y el grabador. Juntas fuimos a comprar las entradas y comenzamos el recorrido. Al entrar observé lo grande que es el predio en el cual se desarrolla la feria. La muestra está dividida en pequeños stands donde cada artista tiene su lugar; alcanzo a ver algunos carteles con los nombres de los expositores y sus lugares de procedencia. Hay obras de todas partes del mundo, España, Chile, Uruguay, México.
Particularmente, yo nunca había estado en un evento de esas características, por lo cual no tengo ni la experiencia ni el conocimiento como para dar una opinión más técnica sobre la muestra, sólo cuento con mi percepción.
Caminamos sin tener mucha idea hacia dónde ir, estamos las tres calladas, inmersas en ese mundo tan distinto. Veo varias obras pero ninguna con demasiada atención, hasta que me cruzo con una mujer muy particular que me hace detener. Me es extraño pensar que lo primero que realmente llama mi atención fuese una persona y no lo que se esta exponiendo. Tiene un aspecto exótico, es alta y delgada, su cabello es rubio, encrespado, da la sensación de que crece hacia arriba. Tiene la piel oscura y bronceada, que contrasta con el pelo platinado; lleva puesto un vestido azul y verde bien corto y muy llamativo inadecuado para el frío que está haciendo. Se pasea por los pasillos sonriendo con un vaso de champagne, conversando con la gente. En un primer momento pienso que se trata de alguien perteneciente a alguna de las muestras. Luego me doy cuenta de que se trata de un visitante más, que esta disfrutando de la feria. Siento más admiración por esa mujer, que parece salida de alguna de las obras, por su vestimenta y su manera de andar, que en lo que vi hasta este momento. Les comento a mis compañeras sobre esta mujer, nos reímos un poco y decidimos seguir viaje.
Mientras miramos, tomamos notas y sacamos fotos. Seguimos caminando, comentamos algunos cuadros pero no hablamos demasiado. Es difícil transitar tranquilo, hay mucha gente que se detiene, que pasa distraída, que te lleva por delante. Me encuentro con una pintura muy particular, la observo, le busco un sentido pero no logro encontrarlo. Llamo a mis compañeras, les muestro la pintura y les pido su opinión, ella tampoco tienen mucho que decirme. Se trata unos de cuadros pintados de un color con una franja que los atraviesa en un tono mas claro. Esta obra genera ciertas preguntas en mí, como por ejemplo qué es el arte, a qué se considera arte o qué es lo que le da valor a esos cuadros como para estar expuestos en una feria así. Quizás ese era su efecto, causar esas preguntas. Sin embargo no encuentro respuestas, sigo sin comprender porque una pintura así ocupa ese lugar. Pero como mencioné antes, soy inexperta en este tipo de eventos culturales, por lo cual debe haber muchas cosas que no lograré comprender.
Ya estoy cansada de tanto caminar y me siento perdida, hay demasiado para ver.
Decidimos ir al barrio joven, donde se ubicaban todos los nuevos artistas, a escuchar una de las charlas. Llegamos tarde, la charla ya comenzó, el sonido no es bueno, por lo que se nos hace difícil seguir el hilo de la conversación. Puedo distinguir a grandes rasgos que se está hablando de las complicaciones que sufren estos nuevos artistas para exponer sus materiales. No puedo concentrarme en lo que están hablando, me pierdo mirando el salón, me es una imagen tan extraña. En el centro una barra de una conocida marca de champagne vendiendo pequeñas botellas, la gente sentada bebiendo en unos sillones muy modernos con forma circular y entre medio de todo eso una clase de taekwondo. Me es imposible prestar atención a lo que dicen en la charla con semejante espectáculo ante mis ojos. ¿Cuál será el fin de esa clase? ¿Qué tendrá que ver con las muestras y con la charla que se esta dando? Todavía más preguntas invaden mi cabeza y yo sigo sin poder contestarlas.
La charla finalizó por lo que decidimos recorrer un poco más este sector. Vislumbro unas gráficas interesantes. Se tratan de publicidades muy tradicionales haciendo referencia a valores típicos como la familia, la educación, a las cuales se les cambió algunas palabras o imágenes, volviéndolas transgresoras y distorsionando por completo su sentido, relacionándolas con temas como por ejemplo el sexo.
Recorrimos todo el Barrio Joven y sin nada más por ver, salimos de él para seguir con el resto de la feria. A los pocos metros vemos un stand el cual me sorprende muchísimo. Está auspiciado por una marca de cigarrillos y no está permitido el paso de menores de 18 años, me parece raro ver una cosa así en un evento de estas características. Cómo estaría relacionada esta marca con una feria de arte. Queremos entrar pero como no tenemos nuestros documentos con nosotras y no fumamos no nos permiten ingresar. Nos vamos con cierto enojo, comentando lo mal que nos parece esta situación.
Seguimos recorriendo ArteBa, ya se había hecho tarde, así que empezamos a caminar hacia el lado de la salida.
En el trayecto observo un cuadro que me transporta al taller de expresión que curso y al tema del viaje que tanto tratamos en él. Son fotos de distintos micros pintados, tomadas en las rutas de la Argentina, recolectadas por el fotógrafo durante diez años. Veo estas fotos, y pienso en las historias de estos micros, en el por qué de sus decorados, en la vida de las personas que viajan en ellos y en el fotógrafo que decide sacar ese tipo de fotos. Estas fotografías me transmiten una sensación de libertad y de otra vida totalmente distinta a la que llevo yo. Me recuerdan a los textos leídos en taller y cómo el viajar provoca una mirada distinta.
Dejo de pensar en todas esas personas y en sus viajes, miro el reloj, la hora del cierre se acerca. Decidimos irnos; en el camino conversamos de todo un poco, pero casi nada sobre lo que habíamos visto hacía un rato. Antes de despedirnos arreglamos lo que cada una llevaría para la próxima clase de taller. Nos saludamos y nos separamos.

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